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Comienza un nuevo día en El Cairo y, antes de zambullirnos en la caótica y polvorienta capital del país, queremos viajar un poco más en el tiempo y ver cómo surgieron las pirámides.

Para ello tenemos que desplazarnos hacia el área arqueológica de Saqqara y Dashur. Si sois amantes de la historia y la arqueología del Antiguo Egipto, ¡esta es vuestra excursión! La proximidad de ambas zonas y el hecho de que no todos los turistas las incluyen en sus itinerarios harán que disfrutéis de un gran día y que estéis prácticamente solos en cada tumba y pirámide.

¿Empezamos con la ruta?

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Son las ocho de la mañana y ya estamos en el autobús de camino a Saqqara.

Hoy el madrugón no ha sido tan grande como ayer, pero no por ello la emoción es menor.

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Aproximadamente en una hora llegamos a nuestra primera parada, Saqqara.

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La necrópolis de Saqqara fue durante muchísimo tiempo la necrópolis de los faraones cuando la capital de Egipto se ubicaba en Menfis.

En total, la necrópolis contó con once pirámides principales y numerosas tumbas de administradores generales y familiares de los faraones. El paso del tiempo hizo que todo quedara sepultado bajo la arena del desierto. Pero a mediados del siglo XIX,  Auguste Mariette descubrió los grandes sarcófagos del Serapeum y Saqqara resurgió de sus cenizas. 

La primera dinastía que utilizó Saqqara como enterramiento fue la dinastía I ; en torno al 3050 a.C. Los faraones del Imperio Antiguo edificaron sus tumbas y junto a ellos, se encontraron otra gran cantidad de tumbas de nobles y mascotas consagrados al dios Sokar.

Estas primeras tumbas de la 1ª dinastía, tienen un estilo muy arcaico ya que el conocimiento sobre arquitectura de esa época era escaso.

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Estas tumbas son las que se encuentran al norte de Saqqara. Al sur están las primeras pirámides, que culminan en la escalonada de Zoser. Aunque empezó a utilizarse durante la tercera dinastía,  fue a partir de la quinta cuando llegaron las pirámides tal y como conocemos actualmente.

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LA PIRÁMIDE DE UNAS

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Dice el refrán que «a quien madruga, Dios le ayuda».

Y en Egipto no hay un único dios, sino varios; y por suerte, estaban todos de nuestro lado. Llegamos a Saqqara y nos dirigimos a visitar nuestra primera pirámide, la pirámide de Unas. Apenas hay nadie alrededor así que sospechamos que estaremos prácticamente solos como nos ocurrió en la pirámide de Keops.
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Lo que no podíamos ni imaginarnos es que nos dejarían abrir la pirámide y la disfrutaríamos totalmente solos durante más de 20 minutos.

Bautizada poéticamente como «Hermosos son los lugares de la muerte», la pirámide de Unas fue reabierta en 2016, tras más de veinte años cerrada al público. Unas fue el último faraón de la quinta dinastía y en su pirámide se encuentran los llamados «Textos de las Pirámides», el más antiguo corpus textual religioso de la humanidad.

Por primera vez, un faraón decidió plasmar en las paredes de su tumba una serie de fórmulas religiosas que hasta ahora sólo se transmitían por vía oral.

Estas fórmulas se convirtieron en la decoración habitual en los enterramientos reales; ya que asistían al faraón en su viaje a la vida eterna y le ayudaban y protegían en las pruebas que encontraría.

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El horario de esta pirámide es un poquito más restrictivo que el resto ya que, aunque su apertura es a las 8 de la mañana como el resto, cierra a las 12 de la mañana. Es por eso que os recomiendo no visitar Saqqara el mismo día que Giza; de ser así os perderéis esta pirámide.

Entre los detalles que más nos gustaron de esta pirámide fue su techo, totalmente decorado con estrellas y el momento tan mágico al apagar las luces. Al acercar la luz de la linterna nos dimos cuenta de que una parte del interior estaba realizada en alabastro.
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PIRÁMIDE ESCALONADA DE ZOSER

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A partir de la tercera dinastía, los faraones quisieron cambiar las reglas del juego en lo que a enterramientos se refieren. Imhotep, el arquitecto de Zoser, tuvo una idea que cambiaría la concepción de los enterramientos del mundo egipcio antiguo.

Imhotep decidió superponer varias mastabas hasta llegar a la altura de 60 metros. Así pasó a ser la construcción más grandiosa en Egipto hasta el momento.

Pero esto albergaba una doble intención; que el faraón pudiese ascender por los peldaños de su pirámide y así reunirse con el dios Ra sin pasar por el tribunal de Osiris una vez fuese enterrado.

De esta forma, tras superponer varias mastabas cada vez más pequeñas, nació la primera pirámide escalonada de la historia de la humanidad.

Pero Imhotep, decidió ir un paso más allá y engrandeció su obra para que fuese visible desde la lejanía del inmenso palmeral de Menfis. Es por ello que añadió dos escalones más, ampliando los lados existentes hacia el norte y el oeste.

En el siglo VI a.C, el descanso eterno del faraón Zoser fue interrumpido ya que varios intrusos entraron en el interior.

No buscaban sus tesoros, ni profanar su tumba. Su objetivo era descubrir e imitar las técnicas arquitectónicas y artísticas utilizadas en sus bajo relieves.

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TUMBA DE KAGEMNI

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La tumba de Kagemni se encuentra junto a la pirámide de Teti.

Kagmeni o Memi, era un funcionario, un juez y un sacerdote; además se convirtió en visir y jefe de todos los jueces del país durante el reinado de Teti. Hay que destacar que era yerno del faraón Teti, que seguro que esto ayudó a conseguir el título jaja.

Gracias a su posición social y a su relación con el faraón, Kagemni construyó su mastaba cerca de la pirámide.

Su mastaba fue construida y decorada por los mejores talleres y artesanos, de ahí la calidad de la decoración del interior.

La tumba tiene hermosos relieves multicolores de pesca, cocodrilos, gansos, hienas, galgos, monos y pájaros.

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PIRÁMIDE DE TETI.

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Teti fue el sucesor de Unas y primer faraón de la dinastía VI. Aunque el exterior parece un simple montículo de tierra, no os dejéis engañar. Es cierto que el exterior está muy mal conservado, pero el interior es totalmente diferente.

Sus dimensiones y la pendiente de su entrada son muy similares a las de la pirámide de Unas. Al fondo del corredor se encuentra una antecámara que da a la cámara funeraria donde se encuentra el sarcófago, de gres negro y el agujero donde se almacenaban los vasos canopos.
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TUMBA PTAHHOTEP

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Llegamos a la siguiente mastaba o tumba. Y aunque por fuera no parece ser gran cosa, nunca hay que juzgar un libro por su portada.

De nuevo, somos los primeros en visitarla hoy e incluso nos dejan abrirla a nosotros.

¿Y quién era Ptahhotep? Un escriba egipcio que ascendió dentro de la administración y llegó a ser visir de un faraón de la dinastía V. Además fue el autor del libro Las Máximas de Ptahhotep, donde escribió consejos para su hijo sobre el comportamiento recto y honrado en la vida.

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La decoración de la tumba es preciosa. En ella se narran escenas de la vida cotidiana egipcia y de su propia vida; además de que los relieves tienen un muy buen estado de conservación.

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SERAPEUM

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Saqqara no era únicamente la necrópolis de nobles y faraones.

En el año 1851, el arqueólogo francés Mariette encontró los enormes sarcófagos donde fueron enterradas las momias de una treintena de bueyes sagrados que representaban al dios Apis. Aquí estuvieron durante más de mil años hasta que el Serapeum fue saqueado.

Varios estudios señalan que el serapeum fue creado por el faraón  Amenhotep III que subió al trono con sólo 12 años y reinó durante casi 40.
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La tumba está formada por varias galerías que se cruzaban entre sí, con cámaras laterales tanto a la izquierda como a la derecha; aquí se encontraban los enormes sarcófagos de granito y basalto (con su tapa correspondiente).

En su descubrimiento se encontraron 23 sarcófagos. Todos profanados.

En una de las paredes encontró un pasadizo oculto que contenía el sarcófago 24 con una momia. Se cree que de uno de los hijos de Ramsés II.

Los sarcófagos miden unos 4 metros de largo por unos 2,5 metros de alto y casi 3 metros de altura (incluyendo la tapa).

Casi todos rondan las 40 toneladas, eso sí, sin contar la tapa que suma unas 20 toneladas extra.

Cambiamos de ubicación y de época.

Los faraones ahora escriben su nombre y sus títulos en los famosos cartuchos. Y las pirámides ya no son únicamente una muestra de poder, ni una escalera para llegar al cielo; ahora representan la creación y el renacimiento y se convierte en un elemento solar. Ahora expresan la idea de los rayos del Sol que permiten el ascenso del rey hasta la divinidad solar.

Estas colosales pirámides serían vistas desde lejos y se convertirían en un marcador geográfico y, como no, la muestra del poder de Ra y del faraón enterrado.

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PIRÁMIDE TRUNCADA O ACODADA

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Y después de esta pequeña lección de historia y arquitectura egipcia, pasamos a visitar la primera de las pirámides de Dashur, la pirámide truncada.

La pirámide de Dashur se inició como una pirámide de 60 grados de inclinación. Pero a partir de los 47 metros se redujo la pendiente de las caras a 43 grados.

No se sabe a ciencia cierta si este cambio se debió a que la pirámide no soportaría el peso de seguir ascendiendo o fue algo intencionado; pero es lo que le da su aspecto acodado.

Lo más interesante actualmente de esta pirámide es que aún mantiene su revestimiento original de piedra caliza blanca.

Aunque se puede visitar su interior, nosotros nos marchamos a la siguiente pirámide ya que teníamos un día largo por delante.

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PIRÁMIDE ROJA

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La tercera pirámide que construyó el faraón Snefru (el padre de Keops), fue la pirámide roja.
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Se encuentra a algo más de un kilómetro de la pirámide acodada y es la primera pirámide construida que se realizó con sus paredes completamente lisas. Al interior de la pirámide se puede acceder a través de su cara norte.

Encontraremos un pasillo estrecho, en ligero descenso, que mide 1,20 metros de alto. Tras recorrer unos 67 metros (siempre agachados y casi a oscuras) llegaremos a una de las Cámaras Reales, que mide ocho por tres metros y cuyo techo alcanza los doce metros de altura.

Para mi, esta pirámide es la más claustrofóbica y «difícil de visitar». Una vez que llegas a la primera cámara, sientes una falta de aire al respirar que agobia. En el ambiente hay un olor desagradable, similar al amoniaco.

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Aún nos queda subir las escaleras para asomarnos a la última cámara; pero conforme asciendes el olor se hace más y más intenso, hasta el punto de que debes cubrirte con una camiseta o pañuelo para que filtre el oxígeno.

La subida al exterior e algo más extenuando que el resto debido a que has gastado tus pulmones en intentar respirar dentro XD. Aún así, nos encantó visitar la primera pirámide que marca los cánones de las que visitamos ayer en Giza. Si queréis conocer algo más de la pirámide roja, os dejo este blog donde explica cómo es visitarla al detalle (con gráficos y vídeo incluido).

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Llegó la hora de hacer un alto en el camino para comer. Nuestro driver comienza a conducir dirección a El Cairo y aquí hago un inciso para contaros nuestra experiencia con nuestro primer guía en Egipto.

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De nuevo, hoy comimos en un restaurante similar al de ayer.

Siento no tener el nombre de nuestro restaurante hoy; pero el menú fue muy similar al del día anterior aunque mucho mejor.

Como entrantes, además de los dips de  tahini, hummus o Babá Ganoush; nos sirvieron falafel, malfuf mahshi (unos rollitos de col rellenos que estaban impresionantes) y mekhalel (son alimentos  como nabos, olivas, pimiento, pepino, coliflor o col fermentados y con un sabor ácido).

De nuevo, de plato principal  nos sirvieron una parrillada de carne, que disfrutaron el resto ya que yo soy vegetariana que incluía pollo, koftas y algo de ternera.

De postre tuvimos mandarinas.

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La tarde de este segundo día está dedicada a la mezquita del Sultán Hassan y dar un paseo por el barrio islámico y sus rincones.

Mientras en el exterior la ciudad se llena del incesante ruido de bocinas, nosotros entramos en un pequeño remanso de paz y oración en la mezquita Ibn Tulum. Fue encargada por el gobernador abasí de Egipto, Ahmad Ibn Tulun, en la segunda mitad del siglo IX.

Actualmente es una de las joyas islámicas más antiguas y mejor conservadas no sólo de Egipto, también de toda África.

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Sigue el estilo clásico de la mezquita de Samarra, en Irak ya que da la impresión de fortaleza más que un lugar de oración. En el centro se encuentra una gran fuente de las abluciones coronada por una cúpula.

El interior de la mezquita contiene seis mihrabs (los nichos que indican la quibla) de distintos periodos históricos (tuluní, fatimí y mameluco). Pero la gran sorpresa es que se puede subir a uno de sus minaretes es a través de la única escalera exterior helicoidal de Egipto. Desde arriba se puede ver no sólo la mezquita, también toda la ciudad.

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El resto de la tarde estuvimos paseando por el barrio islámico, aunque eso os lo enseñaré en nuestro último día ya que volvimos a pasar por allí.

Para terminar el día fuimos a cenar al restaurante Felfela ya que lo recomendaban en varios blogs (incluso en la guía LonelyPlanet. Tengo que reconocer que nos decepcionó mucho. Mal servicio, camareros que no atendían bien, la comida venía a destiempo..

Quizás en el pasado fue un buen restaurante, pero actualmente no merece demasiado la pena ir allí.

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Nuestro día visitando el área arqueológica de Saqqara y Dashur llegó a su fin.

Mañana visitaremos la ciudad de El Cairo y espero que nos acompañéis a recorrerla.

Nos vemos en la próxima entrada.

¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!

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