Dinámica, original y marcada por la cultural mediterránea. Así es la Barcelona gótica y sus edificios más emblemáticos.
Y así definen a Barcelona las guías de viajes que escriben sobre la capital de Cataluña. No es para menos; la segunda ciudad más importante de España tiene un encanto especial, un magnetismo que se ve reflejado en el número de visitantes que acoge cada año y que se cuentan en millares.
Barcelona es una ciudad cosmopolita, con una arquitectura única y una vocación milenaria de gran metrópolis que enamora al visitante.
Hoy empezamos un viaje de tres días a la ciudad condal. En nuestra primera jornada visitamos la Barcelona gótica y sus edificios más emblemáticos. ¡Allá vamos!
Empezamos a recorrer la Barcelona gótica y sus edificios más emblemáticos en nuestro viaje de tres días.
La primera parada del primer día será el Palau de la Música, la perla arquitectónica del modernismo catalán.
El Palau se construyó entre 1905 y 1908 por Luís Domenech i Montaner. Desde entonces se le conoce como el edificio más modernista del mundo; además es la única sala de conciertos modernista declarada como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Para los catalanes constituye un patrimonio simbólico y sentimental que identifica al pueblo con su historia.
En su exterior vemos varios conjuntos escultóricos entre los que destacan los bustos de Bach, Beethoven y Wagner; además de un grupo de mujeres y hombres campesinos, pescadores y ciudadanos, con niños que rodean a una joven; la representación de la Musa de la Cançó Popular Catalana.
Si queréis visitar su interior os recomiendo que vayáis pronto. Aunque hay visitas prácticamente cada media hora, éstas van alternando el idioma. Es mejor llegar con tiempo para así poder entrar en las de vuestra lengua materna.
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Dentro encontramos la Sala de Ensayo del Orfeó Català; el lugar donde se estableció la primera piedra del edificio y donde el Coro del Orfeó ensaya habitualmente.
Y, por supuesto, la Sala Lluís Millet, desde donde se puede contemplar el gran balcón exterior con columnas adornadas con todo tipo de flores, en un claro homenaje a la naturaleza.
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Caminando unos minutos llegaremos a nuestra segunda parada del día; uno de los edificios más bonitos del gótico catalán, la Catedral de Santa Eulalia.
Aunque el origen de esta catedral lo encontramos en una basílica paleocristiana, situada en el subsuelo de la plaza de la Sant Iu, la actual es del siglo XIII, bajo el reinado de Jaime II.
La catedral es un edificio de tres naves de la misma altura, la central el doble de ancha que las laterales y con cinco tramos.
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En el exterior vemos una fachada gótica, a pesar de estar realizada en el siglo XIX, con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1888.
Tiene 40 metros de ancho y está flanqueada por dos torres con pináculos adornadas con elementos góticos, como imágenes de ángeles y de santos. El cimborrio mide unos 70 metros y se corona con una imagen de Santa Elena, madre de Constantino que, según la tradición, fue quien encontró la verdadera cruz de Cristo.
La visita a la catedral es gratuita desde las 8:00 hasta las 13:00 y desde las 17:30 hasta las 20:00. Fuera de este horario deberéis pagar un donativo de 7€, que incluye una visita a las terrazas, al coro con la sillería del toisón de oro, la capilla del Santo Cristo y al museo de la Sala Capitular.
Obviamente, si tenéis tiempo y os gustan las visitas culturales, merecerá la pena pagar y conocer más a fondo la catedral. Sin embargo, si no os entusiasma esta idea, o vais con el tiempo muy justito como íbamos nosotros, aprovecharía los horarios gratuitos y podréis contemplar el interior sin perder toda la mañana o la tarde.
.Nada más salir de la catedral, si caminamos hacia la izquierda y volvemos a girar llegaremos a uno de los lugares preferidos por todos para hacerse la típica foto.
¿Quién no conoce el famoso Barrio Gótico de Barcelona?
Aunque siento decepcionaros porque este barrio de gótico tiene bien poco. El famoso puente del Bisbe fue creado en 1928.
Aunque es un secreto a voces, la autenticidad del Barrio nunca ha sido oficialmente destapada ya que atrae a miles de turistas y porque la burguesía catalana lo utiliza como símbolo de identidad de la ciudad, monumentalizándola aún más.
Antes de hacer un descanso para comer pararemos en la plaza que alberga dos edificios gubernamentales muy importantes, el ayuntamiento o Casa de la Ciutat y la Generalitat de Barcelona. Uno frente a otro presidiendo la Plaça de Sant Jaume.
Nos dirigimos ahora a uno de los lugares más buscados de la ciudad.
Ferran Adriá, el cocinero del Bulli, la calificó como el «templo de la gastronomía», pero no es la única persona que ha dedicado palabras a este mercado; Manuel Vázquez Montalbán decía que «la Boquería era de visita obligatoria por ser el mejor escaparate de materias primas de la ciudad (…) aquí se encuentra lo que no se encuentra en lugar alguno de Barcelona»
Como podéis ver, la Boquería no es mucho más que el mercado de barrio de toda la vida, también en un lugar exótico para los turistas.
Sus puestos ofrecen género fresco y de calidad que se entremezclan con productos golosos y coloridos, como frutas de toda parte del mundo, mazapanes con mil formas diferentes y alguna que otra exquisitez que llevarse a la boca.
La Boquería nace en 1840 como mercado ambulante. Años después se establecen, aunque su lugar elegido no es casualidad, ya que se situaba justo al lado de las murallas de la época; esto permitía vender sin necesidad de entrar a la ciudad, evitando así los impuestos.
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Dentro encontraréis pequeños puestos para tapear como el Bar Pinotxo, aunque su fama mundial hace que sea muy difícil encontrar sitio; Huevos Calaf, con cientos de platos donde el huevo es el plato principal, o el Quim. Sin duda el mejor sitio donde reponer fuerzas, porque ponemos manos a la obra para seguir recorriendo Barcelona.
Nuestra siguiente parada es todo un icono, la Catedral del Mar, una basílica menor gótica construida en el siglo XIV.
Algunos estudios piensan que se alza sobre un antiguo anfiteatro romano. Desde el exterior se muestra como un edificio de aspecto macizo y robusto con predominio de las líneas horizontales, sin grandes aberturas ni decoraciones.
La entrada es gratuita y, al ser un edificio retratado en la obra Santa María del Mar de Ildefonso Falcones y en El juego del ángel de Carlos Ruíz Zafón, merece mucho la pena visitarla y así sentirte como uno de los protagonistas.
En su interior vemos que, como buen edificio gótico, consta de tres naves, formadas por cuatro tramos.
Su austeridad interior se debe a las paredes lisas y las columnas octogonales limpias. Este es el ejemplo emblemático y depurado del gótico catalán.
Desde aquí iremos hasta El Born, un mercado cultural que acoge restos arqueológicos.
Su exterior es todo un ejemplo de la corriente modernista gracias a su arquitectura basada en hierro. El edificio es de planta rectangular cubierto con vidrio, dejando así que pase la luz natural.
Aunque se ha utilizado como sitio cultural, cuando se realizaron las obras para instalar una Biblioteca Provincial, aparecieron restos arqueológicos de la época medieval en un perfecto estado de conservación. Además, actualmente pueden visitarse. Desde el año 2006, el gobierno de la Generalitat declaró el edificio como bien cultural de interés nacional.
Es el turno ahora del parque de la Ciutadella.
Durante muchos años fue el único parque de Barcelona. Debe su nombre a que fue construido en los antiguos terrenos de la ciudad, siguiendo el estilo del Jardín de Luxemburgo de París. Tiene una amplitud de 17 hectáreas, además de contar con un zoo y con la sede actual del Parlamento de Cataluña.
El parque es una amplia extensión ajardinada, con arboledas, zonas para pasear, un lago y una cascada. El lago es el punto principal del parque y se puede navegar en él con barcas de remos por unos 3€ por persona. Además hay varias esculturas, una de las más famosas es la de un mamut a escala real de Miquel Dalmau.
Cuando salgamos de la Ciutadella, y mientras empieza a atardecer, podemos pasear bajo el Arco del Triunfo de Barcelona.
Fue diseñado como entrada principal para la Exposición Universal de Barcelona de 1888.
A diferencia de otros arcos de triunfo, que tienen carácter militar, este arco tiene un gran componente civil.
Hoy en día se utiliza muy a menudo como meta para algunas de las carreras pedestres más importantes de la ciudad.
En el friso principal vemos una personificación de Barcelona, que lleva el escudo de la ciudad condal grabado en el pecho. Está rodeada por la diosa Cibeles y por Atenea, junto al escudo de la monarquía española,las columnas de Hércules y la corona real.
Antes de terminar el día caminaremos hasta el Auditorio y hasta el Teatro Nacional de Cataluña.
Situados junto al otro y ambos del siglo XX. El Auditorio está destinado a la celebración de conciertos y a la enseñanza y difusión del conocimiento de la música.
El Teatro Nacional de Cataluña, también conocido como TNC, es un teatro público donde, desde el año 1996, lleva acogiendo en sus tres salas una programación regular de teatro.
Nos marchamos al hotel con las vistas de la torre Agbar iluminada.
Se inauguró en 2005 y debe su nombre al acrónimo Aguas de Barcelona. Es el edificio que marca la puerta de entrada al distrito tecnológico de Barcelona y mide 145 metros; convirtiéndose así en el tercer edificio más alto de la ciudad.
Está inspirada en los campanarios de la Sagrada Familia de Gaudí, en la idea de un proyecto de hotel para Nueva York.
Desde aquí dejaremos atrás las luces de Barcelona y volveremos a nuestro hotel.
Aquí termina la primera jornada en la ciudad condal.
El próximo día en la ciudad va a ser una jornada cargada de arte y de emociones gracias a un movimiento artístico que hizo de Barcelona lo que es hoy: el modernismo. ¿Estáis preparados?
¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!