La segunda ciudad con más habitantes de Bulgaria es, además, la ciudad habitada más antigua de Europa. Supera incluso a las históricas Atenas y Roma.
En 2019 será considerada capital europea de la cultura. Esto, sumado a su cercanía a la capital búlgara, la convierten en el mejor plan para una excursión de un día.
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DÓNDE ESTÁ PLOVDIV
A orillas del río Maritsa, en una llanura entre los Balcanes y las montañas Rodope, se encuentra una ciudad que ha sido la unión de diferentes civilizaciones y que han dejado su patrimonio y legado para la posteridad. Una ciudad que, por su cercanía a Sofía, recibe miles de visitas; y que nunca defrauda a aquellos que se acercan a conocerla.
Plovdiv es nuestro plan para hoy. Aunque nuestra ruta por Bulgaria es de pocos días, sabíamos que queríamos incluir a Plovdiv en nuestro recorrido. Habíamos leído maravillas de la ciudad y las fotografías no hacían más que aumentar esas ganas.
El día, por tanto, empieza muy temprano. Antes de las 8 de la mañana ya sonaba el despertador en nuestro apartamento. Nos duchamos, elegimos bien la ropa (porque hoy hará muuuuucho frío) y desayunamos bien. Antes de salir mientras ojeamos qué queremos visitar y nos hacemos un pequeño planning de lo que será nuestro día antes de lanzarnos a la calle.
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¿CÓMO LLEGAR A PLOVDIV?
Plovdiv se encuentra a tan sólo 150 kilómetros de Sofía por lo que hacer una excursión de un día es algo muy sencillo.
- Aunque la manera más rápida de llegar a Plovdiv es en coche, nosotras no queríamos alquilar un coche. Es cierto que es el medio que más libertad te da, pero siendo únicamente dos personas, no es el más económico. Si vosotros elegís esta opción, podéis tomar la autopista A1 y en una hora y media habréis llegado a vuestro destino, o la carretera convencional, que tarda unas dos horas y media.
- Otra opción es el tren, existen dos tipos de trenes para llegar a Plovdiv, el rápido que tarda unas dos horas en llegar y el ordinario, que tarda tres horas. Nosotras también descartamos esta opción porque encontramos otro tipo de transporte más económico y que se adaptaba mejor a nuestras necesidades.
- La última opción, que es por la que nosotras nos decantamos, es el autobús. Cada hora (en punto) sale un autobús desde la Estación Central de Sofía. El trayecto dura unas dos horas y el billete cuesta 14 levas por trayecto y persona (la ida y vuelta son 28 levas, 14€).
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COMIENZA EL DÍA
Salimos del piso y buscamos un taxi que nos acerque a la estación, negociamos el precio con el taxista (tengo que reconocer que me sentí un poquito como en Marruecos o en Asia o Centroamérica regateando) y finalmente nos acerca por 4 levas (2€). Cuando llegamos sacamos el billete y nos acercamos al andén, donde el autobús ya está esperándonos. No suele ir muy lleno (al menos en nuestro caso) y aprovechamos el viaje para charlar, escuchar música y descansar un ratito.
Cuando llegamos a la estación de autobuses de Plovdiv, el panorama es algo «extraño», aunque pedimos ayuda nadie nos contesta y no sabemos bien cómo llegar al centro, así que preferimos tomar un taxi y evitar dar vueltas. El taxi desde la estación al centro nos cuesta 3,50 levas (menos de 2€) y desde aquí empezamos nuestro recorrido.
Para empezar nos acercamos a la oficina de información turística que hay justo frente al Estadio Romano, donde nos dan un mapa y alguna que otra recomendación. ¡Y ya sí que sí! Comienza nuestro recorrido.
ANTIGUO ESTADIO ROMANO
En la plaza Dzhumayata se encuentra el antiguo Estadio romano, aunque la mayor parte de lo que queda de él aún no se ha excavado y se encuentra bajo la calle Aleksandrovska. Fue construido en el siglo II d.C, bajo el mandato de Marco Aurelio.
Las dimensiones del estadio eran de unos 180 metros, por lo que se considera como uno de los más largos de todo el Imperio Romano. Podía albergar a unos 30.000 espectadores y, aunque actualmente no podemos hacernos una idea real de cuál era su magnitud y grandiosidad, podemos ver una maqueta y una película en 3D que nos puede ayudar a imaginárnoslo. Igualmente es posible visitar la zona que sí ha sido excavada y es gratuito.
MEZQUITA DZHUMAYA
Frente al estadio encontraréis la Mezquita Dzhumaya, el principal templo musulmán de la ciudad.
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Nosotras la encontramos cerrada cada vez que pasamos cerca de ella y, en varios blogs, he leído que tampoco pudieron visitarla así que quizás no esté abierta al público.
Fue construida en el siglo XIV; tras la conquista de la ciudad por el ejército otomano, donde se encontraba la catedral. Es uno de los edificios religiosos otomanos más antiguos de los Balcanes y una de las mezquitas más grandes del país.
Su nombre significa «la principal mezquita del viernes» y sigue la influencia de la arquitectura bizantina.
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IGLESIA MADRE SANTA DE DIOS
En nuestro camino al casco antiguo nos encontramos con la Iglesia de la Madre Santa de Dios, una iglesia de la época del renacimiento búlgaro considerada como la segunda más grande de la ciudad.
Fue construida en el año 1844 para que sirviera como iglesia principal.
La entrada es gratuita y no se pueden tomar fotografías en el interior (aunque a mí me dio tiempo a hacer esta antes de ver el cartel) aunque esto es algo que ocurre en todas las iglesias ortodoxas del país.
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Las vistas desde el exterior de la iglesia son preciosas, ya que se ve gran parte de la ciudad.
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Nos adentramos, ahora sí en la zona más bonita de la ciudad, la zona del renacimiento búlgaro, uno de los cascos antiguos mejor conservados de todo el país, y prácticamente de todo el mundo debido al proceso de restauración que consiguió recobrar el aspecto que lucía en el siglo XIX.
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LAS CASAS DEL RENACIMIENTO NACIONAL BÚLGARO
Desde finales del siglo XVIII hasta los años 80 del siglo XIX, Bulgaria vivió una época de esplendor social. Se la llamó el Renacimiento Nacional búlgaro.
Aunque Bulgaria se encontraba bajo la opresión otomana; el pueblo peleó por su independencia política y religiosa. Esta lucha consiguió que el espíritu nacional búlgaro adoptase su identidad; desarrollaron su propio estilo a través el arte y del folklore y crearon un nuevo tipo de arquitectura.
Ahora encontraríamos edificios con muros de piedra muy altos, mucha decoración en madera tallada, grandes patios y, sobre todo, paredes de colores vivos.
En esa época, la ciudad fue un importante centro económico, donde residían la alta sociedad y los vecinos con grandes fortunas. Siguiendo un estilo común, iniciaron la construcción de casas decoradas con llamativos colores y trabajos de artesonado, con una planta superior sobresaliendo ligeramente.
MUSEO ETNOGRÁFICO O CASA KUYUMDJIEVA
Una de las primeras casas que visitamos es, quizás, la joya de la corona. La casa Kuyumdjieva que actualmente es el Museo Regional Etnográfico.
Es una vivienda del año 1847 y una de sus características principales es que aprovecha el desnivel de la ciudad, consiguiendo así que tenga dos pisos en su cara oeste y cuatro en la cara este.
COMER EN PLOVDIV
Buscar dónde comer no fue tarea sencilla. Nos recomendaron un par de restaurantes en la oficina de información turística, pero ambos estaban cerrados.
Finalmente, y sin saber dónde ir, paramos a un hombre que paseaba por la zona y nos recomendó un restaurante: Rahat Tepe. Tiene platos típicos de la cocina búlgara y unas vistas que quitan el habla.
Nosotras compartimos un risotto de champiñones y un plato llamado patatnik hecho a base de patata rallada y queso. Este último no nos gustó demasiado, y ya pensábamos que la gastronomía del país no era lo nuestro (luego comprobamos que no era así, afortunadamente). El precio total fue 18,60 levas (algo más de 9€ las dos).
PUERTA HISAR KAPIA Y CALLE TSANKO LAVRENOV
En el recorrido de las casas del renacimiento búlgaro, hay un pequeño rincón de visita obligada; la puerta Hisar Kapia.
La traducción literal quiere decir: puerta de la fortaleza, aunque no viene de un vocablo búlgaro, sino turco. Se encuentra muy cerca de los restos de una gran torre de la muralla.
Al otro lado de la calle se encuentra la “calle de la artesanía”, con tiendas de recuerdos y souvenirs.
Cerca se encuentran la calle Sramna, la calle Tsanko Lavrenov (que sale de esta puerta hacia el exterior de la ciudadela), una de las más bonitas de Plovdiv; y la calle del arquitecto Hristo Peev.
CASA HINDLIAN
La última de las casas en nuestra visita es la casa Hindlian.
Tengo que avisar de que el acceso es algo confuso, porque el mapa no lo marca con claridad y hay que dar un pequeño rodeo; pero es una de las más bonitas.
Pertenecía al mercader Hindlian y se accede a través del patio de la casa Balabanov.
Su patio – jardín es una auténtica maravilla y sus tonos azules os harán querer tomar cientos de fotografías. Nosotras, como ya os comentaba, decidimos no visitar el interior de ninguna de las casas, pero ya sólo la fachada merece la pena el paseo.
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TEATRO ROMANO
Para terminar el día, nos acercamos al Teatro Romano de Plovdiv, uno de los tesoros de la ciudad. El orgullo de los búlgaros por su estado de conservación y su antigüedad.
Fue descubierto hace sólo cuatro décadas; un descubrimiento demasiado reciente que se dio debido a las obras de afianzamiento de la parte sur de la muralla. Fue construido en el siglo II d.C con una capacidad para 6000 espectadores siguiendo el estilo corintio en la decoración de sus columnas. Actualmente sigue usándose, realizando espectáculos y acogiendo obras de teatro, conciertos y festivales.
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Tras él se encuentran los montes Ródope, creando una estampa preciosa.
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VUELTA A SOFÍA
Nuestro autobús sale a las 6 de la tarde y aún tenemos un ratito antes de acercarnos a la estación, pero el frío es tan insoportable (la sensación térmica es de -8º) que preferimos acercarnos a una cafetería a tomar algo calentito. Justo al lado de la oficina de turismo que hay cerca del foro romano, encontramos un pequeño café donde tomamos un té y un trocito de tarta por 6,68 levas.
Para acercarnos a la estación volvemos a tomar un taxi, esta vez por 4 levas (2€). El billete se compra en la estación, al haber muchas taquillas lo mejor es que preguntéis el lugar exacto para el bus a Sofía (en búlgaro se pronuncia Sófia, con acento en la o) y, de nuevo, cuesta 14 levas por persona.
Estamos tan cansadas que la vuelta en bus es muy tranquila y casi todo el trayecto lo pasamos medio dormidas. Cuando llegamos a la estación tomamos otro taxi y fue aquí donde vivimos un momento muy incómodo. El taxista nos dijo que costaría 6 levas, no queríamos regatear demasiado porque estaba poniendo problemas para llevarnos, así que accedemos. Una vez llegamos a la puerta del apartamento e intentamos pagarle con las monedas que teníamos, nos dice que le demos un billete de 10 levas para devolvernos 4. Nosotras le decimos que no tenemos un billete, únicamente monedas y el señor se enfada y nos echa del taxi sin cobrarnos absolutamente nada.
La situación fue muy desagradable e incluso nos asustamos un poco porque, obviamente sabía dónde estábamos alojándonos, pero nosotras queríamos pagarle y fue él quién decidió echarnos sin cobrarnos nada.
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Cenamos en casa y decidimos irnos a dormir pronto, el día ha sido agotador y mañana nos espera el gran Monasterio de Rila y bastantes horas de bus. Para los que estáis visitando la ciudad y tenéis algún día libre, no dudéis en acercaros a Plovdiv a conocerla y descubrirla; es un viaje que merece mucho la pena y una ciudad con mucho por descubrir.
Espero que mañana nos acompañéis a uno de los sitios más maravillosos que he visitado en toda mi vida. ¡Os espero!
¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!
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