¿Qué visitar en Marrakech?

LAS ATRACCIONES TURÍSTICAS QUE NO PUEDES PERDERTE EN TU VISITA

La también conocida como «La Perla del Sur» aumenta cada año su número de amantes de manera significativa. Y no es de extrañar.

Es por eso que hoy recorremos todos los puntos turisticos que ofrece la ciudad.

¡Ay, viajeros! La primera impresión al viajar a Marrakech es única.

Una de las ciudades más vibrantes y coloridas del mundo. Con olor a especias y repleta de alfombras.

Donde el caos es todo un arte digno de admirar. Una ciudad que dejará una huella imborrable en vuestro corazón.

Es por eso que hoy os traigo una entrada con qué visitar en Marrakech,

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tanto si es vuestra primera vez como si sois repetidores y se ha quedado algo en el tintero.

Cuando lleguéis a Marrakech, la primera sorpresa será su espectacular aeropuerto.

Proyectado por el estudio E2A, de Casablanca, está considerado como uno de los más bonitos del mundo. Con un color blanco como protagonista (en contraste con el rojizo de la ciudad), mucha luz, formas de rombos y diseños que incluyen celosías.

Un aeropuerto que nos muestra la modernidad de la ciudad; modernidad que se desvanece a medida que vuestro taxi se adentra en los muros de la antigua ciudad.

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Ey, antes de ver qué visitar en Marrakech, ¿no os falta algo?

Si. El seguro de viaje. Es súper importante viajar con un seguro de viajes que os cuide en caso de enfermedad o accidente.
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Y ahora sí, con todo listo y nuestro seguro contratado empezamos nuestra ruta y esta entrada con qué visitar en Marrakech.

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Entrar en la Plaza Jemaa el Fna es entrar en el corazón de la ciudad y, por tanto, viajar en el tiempo.  Una mezcla de sonidos, olores y colores que nos adentra en la cultura musulmana y nos muestra un espacio ante nuestros ojos con multitud de personajes.

La plaza es digna de visitar en las diferentes franjas horarias del día. Mientras que las mañanas están reservadas para los puestos de zumo de naranja recién exprimido, de aceitunas, frutos secos y dátiles (y algún que otro personaje pintoresco buscando ganar dinero) ; al caer la tarde encantadores de serpientes, adivinadores, dentistas y adiestradores de monos son los que se adueñan de la plaza reclamando su jornal.

Todo esto tiene lugar mientras el resto lucha en simpatía, idiomas y buenas palabras para atraer a los turistas a sus restaurantes-chiringuitos; diferenciados por números y que dan a los turistas y locales una oportunidad más de disfrutar la gastronomía del lugar.

Como una prolongación de la plaza, aparece el Zoco. Un laberinto de calles y objetos donde cada gremio de artesanos tiene reservado su lugar.

Así, vamos circulando ante herreros que desde bien temprano se encuentran realizando sus obras en cobre y bronce; tintoreros con multitud de telas de infinidad de colores secándose bajo el abrasador sol de Marrakech. Herboristas dispuestos a cazar a turistas interesados en escuchar para qué sirve cada uno de sus brebajes naturales o cientos de joyas y babuchas.

Sin olvidar la marroquinería que dota al ambiente de ese olor a piel tan característico.

Ante esto, una servidora os ofrece dos humildes consejos:

El primero: saboreadlo. No tengáis prisa en recorrerlo porque ahí reside el alma de Marrakech.

El segundo y más importante: ¡no os olvidéis de regatear!

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La Koutoubia se deja adivinar a lo lejos desde varios puntos de la ciudad. A ella y a sus tres esferas doradas que aportan luz a sus fieles, como si de un faro en la oscuridad del mar se tratase.

Fue edificada bajo el mandato de Al Mansour en el siglo XII y se convirtió por la altura de su minarete (69 metros) en uno de los monumentos más representativos de Marrakech y el modelo de arquitectura almohade que se repetirá en la Giralda de Sevilla. Su nombre hace referencia a la biblioteca que un día albergó en su interior y al mercado de libros que se situaba a su alrededor (kutub en árabe significa libros)

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Se sitúa al suroeste de la plaza Djemaa el Fnaa. Vigilante de lo que en sus alrededores ocurre e imponiéndose frente al resto de construcciones de la ciudad; ya que está prohibida la construcción de edificios más altos.

Este alminar de seis pisos conserva poco de su ornamentación original, una banda de azulejos verdes en la parte superior, tras haber perdido las pinturas y mosaicos que en sus comienzos la adornaban.

Su majestuosidad solo encuentra competidora al caer la noche en ella misma. Si vuestra visita a Marrakech coincide con la época de ramadán podréis ver cómo la ciudad se paraliza a su alrededor gracias a la llamada a la oración.

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La Medersa es una antigua madraza anexa a la Mezquita de Ben Youssef.

No está permitido visitar las mezquitas para los no musulmanes; pero la espectacularidad de la madraza nos hará olvidar la prohibición.

Para los que desconocen la cultura musulmana, una madraza es un colegio musulmán de estudios superiores religiosos, de ahí su cercanía con la Mezquita. Fue fundada por el sultán Abou el Hassan en el siglo XIV y reconstruida por los saadíes. Albergaba a casi 900 estudiantes que memorizaban y estudiaban el Corán cada día. La madraza es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de Marruecos.

Se dispone alrededor de un patio de abluciones con una fuente central. A su alrededor vemos las celdas con decoraciones de madera de cedro y azulejos de colores. En toda la madraza podemos ver numerosas inscripciones, un artesonado perfectamente labrado y un juego de azulejos que nos transportan a sus orígenes.

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Junto a la Medersa encontramos el Museo de Marrakech.

Se sitúa en el antiguo palacio del sultán Mulay Mehdi Hassan; un edificio que sigue el estilo de una casa marroquí tradicional y con decoración típica del arte morisco. Decorado con mármoles, maderas, azulejos y muebles de cedro, una enorme lámpara es la que capta nuestra atención nada más entrar.

Aunque sus obras expuestas no os llamen tanto la atención, merece la pena la visita sólo por lo bonito que es el edificio.

Un oasis escondido en la caótica ciudad.

De todas las cosas que visitar en Marrakech, esta es una de las imprescindibles. Fue construido en el siglo XVI, bajo las órdenes del sultán Mouay ‘Abd-Allah; pero un siglo después fue destruido.

Alrededor del siglo XIX se ordenó su reconstrucción ya que pertenecía al riad del gobernador de la Medina.

Aún así, volvió a ser abandonado durante otros 80 años hasta que en 2016, reabrió sus puertas al público. Ahora como un jardín de estilo árabe-andalusí inspirado en cómo pudo haber vivido el sultán sus épocas de descanso.

Cómo os decía, si planeáis qué visitar en Marrakech, este es vuestro lugar. Un auténtico remanso de paz donde la banda sonora es el agua de las fuentes y el sonido de los pájaros. Pero también un oasis verde en plena ciudad roja; una jardín repleto de plantas bajo la típica decoración islámica.

La antigua Medina está rodeada con una muralla de 15 km separando la zona más antigua (el interior de la Medina) de los nuevos barrios, mucho más modernos, que han surgido a medida que se ampliaba la ciudad.

Una muralla de 10 metros de altura construida en arcilla roja y adobe con 10 puertas de entrada que será nuestro siguiente punto a visitar.

En total la muralla de Marrakech tiene 10 puertas o Bab.

Son las antiguas vías de acceso a la ciudad. Entre ellas destacan Bab Doukkala, Bab el Khemis, Bab el Jadid, Bab el Robb, Bab Agnaou y Bab el Debbagh.

La Puerta de Bab Agnaou es quizás la más famosa. Es del siglo XII y fue uno de los primeros monumentos de piedra de Marrakech.

Fue construido a finales del siglo XIX con la intención de ser el palacio más impresionante de Marrakech. Esta fue una de las razones por las que su construcción se prolongó durante más de una década.

Aunque comenzó bajo el mandato del visir del sultán Abdelaziz, fue Abu Bou Ahmed (un esclavo negro que llegó a ser visir) quien lo llevó a su máximo esplendor.

En torno a 8 hectáreas se sitúan las 150 habitaciones, los patios y jardines que lo conforman. Actualmente sus habitaciones están vacías ya que, al morir el visir, desvalijaron cada estancia. Si que conserva en un estado destacable el artesonado que cubre los techos del palacio y los motivos labrados.

Como curiosidad hay que señalar que el nombre del palacio significa «el bello» o «la bella»; por lo que no se sabe si recibe este nombre por la belleza del palacio en sí o por la de su mujer preferida.

El complejo turístico de las tumbas Saadíes está formado por un antiguo jardín amurallado y un mausoleo en el que descansan eternamente los restos de los miembros de la dinastía Saadí.
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Su importancia reside en los tres pabellones construidos durante el reinado de El-Mansour.

El salón de la izquierda es una sala de oración con tumbas de príncipes alauitas.

A su lado se encuentra el Salón de las doce columnas donde encontramos tres tumbas rodeadas por doce columnas de mármol.

Por último la tumba central es la de El-Mansour flanqueada por las de su hijo y nieto, el tercer salón está decorado con portales de entrada andaluces.

En el jardín exterior encontramos más tumbas, pertenecientes a los soldados y sirvientes que vivieron durante la dinastía.

Las tumbas abren de 9 de la mañana a 5 de la tarde todos los días.

Diseñados en 1924 por el artista Jacques Majorelle en su búsqueda de un lugar donde inspirarse.

En torno a su residencia creó un jardín que es considerado una obra de arte viva; este jardín se compone de plantas exóticas y especies raras traídas de sus viajes por el mundo como cactus, nenúfares, jazmines, palmeras, bouganvillas, bambués y un largo etcétera.

Todo adornado con fuentes, cerámicas y un azul ultramar denominado azul Majorelle ya que fue creado expresamente para decorar este jardín.

El 1980 y tras 20 años de abandono, Yves Saint-Laurent adquiere el jardín y añade nuevas especies vegetales y convierte una parte en su residencia. El jardín, además, contiene 15 especies de pájaros que únicamente se pueden encontrar en el norte de África.

En su época era conocido como «El Incomparable» debido a que era considerado una maravilla en el mundo musulmán.

Su construcción se inició a finales del siglo XVI y duró casi 30 años. Se emplearon los materiales más ricos para decorar las más de 300 habitaciones que albergaba. Actualmente solo queda una inmensa explanada con altos muros y decorada con naranjos del gran palacio que construyó Saadi Ahmed al-Mansur en conmemoración de la victoria sobre el ejército portugués.

En la cima de sus murallas se puede contemplar una vista maravillosa de la ciudad. En su interior se exhibe el púlpito o minbar de la Koutoubia, tallado por artesanos cordobeses y con escrituras realizadas en oro y plata.

Su horario de visita es de 9 a 4 y media de la tarde.

El Palmeral es otro lugar que visitar en Marrakech, especialmente si vais con tiempo.

Se encuentra en las afueras de Marrakech por lo que para llegar necesitaréis tomar un taxi; pero merece la pena descubrir otra cara de la ciudad. Además de sus más de 10.000 palmeras, podréis disfrutar de un café en alguno de sus lujosos comercios.

Muy cerquita de la Medersa Ben Youssef se encuentra la Qubba Barudiyne.

Este es el único vestigio que queda en Marrakech del arte almorávide, el resto ya no se conservan. Es por eso que es otro punto interesante que visitar en Marrakech.

Fue construida por los almorávides a principios del siglo XII. Durante años permaneció enterrada bajo los escombros hasta que fue descubierta en 1947, cuando empezó a utilizarse en las abluciones de los fieles antes de la oración.

Todo resulta estimulante e inspirador en Marrakech. Hasta comprar especias.

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Los jardines de la Menara se encuentran al oeste de Marrakech, a unos 2km de la Medina. Es por ello que, al igual que con el Palmeral, deberéis desplazaros en taxi.

¿Y por qué os recomiendo esta visita? Porque desde aquí se pueden apreciar y disfrutar de unas maravillosas vistas de los Montes Atlas.

El contraste del paisaje montañoso con las palmeras, la vegetación, y el estanque donde se refleja el Pabellón de la Menara, hace de estos jardines un lugar ideal para pasear.

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Aunque para mi no es uno de los imprescindibles que visitar en Marrakech, si tenéis tiempo de sobra y os apetece un plan diferente podéis visitar el Museo Dar Si Said.

Está muy cerquita del Palacio de la Bahía, dentro de un antiguo Palacio. Para mi, lo más interesante es el edificio en sí y sus preciosos patios; pero si sois amantes de la cultura marroquí, disfrutaréis de una amplia colección de prendas típicas, joyas y armas y mobiliario antiguo.

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Por último, no podéis marcharos de la ciudad sin probar uno de los típicos hammam de Marrakech.

¿No sabéis que es un hammam? Yo os lo explico rápidamente. Son unos baños árabes cuyo origen se remonta a las termas romanas. En ese momento estaban frecuentados por las clases sociales más altas, aunque poco a poco se extendieron al resto de personas; incluso a los turistas.

Antes de elegir uno tenéis que tener en cuenta que existen dos tipos:

• Los más económicos y típicos de Marrakech: Son los más populares pero no son mixtos; algo a tener en cuenta si viajas con tu pareja. El precio es muy económico ya que tienes que llevarte ciertos objetos como la toalla o tus chanclas.
• Un hammam privado: Es una opción orientada al turismo. Son mixtos e incluyen todos los artículos de aseo. Os dejo dos opciones clicando aquí y aquí por si os apetece probar.

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Espero que esta entrada os ayude a elegir qué visitar en Marrakech y os sirva de inspiración y ayuda.

Nos vemos en la próxima entrada.

¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!

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