Cruzar toda Europa para alcanzar uno de los puntos más bajos del planeta; chuparse los dedos tras saborear el mejor humus que has probado; atravesar desiertos para zambullirte sólo minutos después entre corales y barcos naufragados.
Perderte en el misticismo y recogimiento del país donde surgió una fe y vivirla en el lugar exacto en la semana clave. Como simple observadora, sin juzgar si es real. Ser consciente de que, la mayoría de veces, religión no es sinónimo de paz, sino todo lo contrario y, aún así, varias ideologías conviven en un espacio reducido.
Encontrarte ante un muro sagrado. Tú y tus pensamientos; y reflejarlos en un papelito que perdurará entre sus rocas eternamente. Escuchar la llamada a la oración en diferentes idiomas a diferentes horas y distintas deidades.
Compartir horas de coche, avión y experiencias que te ayudan a crecer, avanzar y ser feliz.
Aquí comienza nuestra ruta por Israel y Palestina. ¿Nos acompañáis?
Cinco fronteras, cuatro barrios, tres mares, dos idiomas y tres religiones oficiales conviven en un país de ensueño, Israel. Estoy segura de que conocerlo en profundidad puede llevarte años.
Israel no sólo es fe y religión; Israel es naturaleza, mares y desiertos que te atraparán; es un balcón a una de las mejores vistas que verás en mucho tiempo; es una gastronomía de la que ya conoces varias pinceladas pero que nada tiene que ver con saborearla in situ; son imágenes que quedan grabadas a fuego en tu memoria; es una arquitectura que mezcla cuatro culturas diversas pero que saben unirse entre los muros de una ciudad sagrada; es devoción; Israel es ver, comer, caminar y amar hasta agotar tus sentidos.
.
CÓMO SURGIÓ EL VIAJE
Hace un mes y medio, en un arrebato de locura impulsado por una servidora, que llevaba años soñando con conocer el país, decidimos comprar los vuelos para visitar Tierra Santa en la semana clave del cristianismo.
Creo que ninguno de los que viajamos somos demasiado religiosos, pero también considero que la historia de Jesucristo es algo que nos han enseñado desde pequeñitos, con lo que hemos crecido y que todos conocemos (de hecho la Biblia es el libro más vendido de toda la historia) y sentía que este viaje es algo que se debe hacer una vez en la vida.
Independientemente del hecho religioso, había escuchado y leído maravillas sobre Israel, y a esto se le añadía el hecho de que me gusta leer, visitar y conocer más sobre la cultura judía y ¿Qué mejor sitio que la cuna del judaísmo?
Tengo que reconocer que ha sido un viaje que nos ha dado más de un quebradero de cabeza; dos días antes de todo, cuando parecía que todo estaba organizado y perfectamente atado, por casualidad (ya que la compañía no se dignó en avisar) nos enteramos de que nuestro vuelo Madrid–Tel Aviv había sido cancelado a los pocos días de haberlo comprado.
En dos días tuvimos que volver a buscar vuelos, no sólo a Israel, también a Madrid, pedir días libres en el trabajo y reorganizar absolutamente todo. Por suerte encontramos algo económicamente parecido y no tuvimos que cambiar el destino, como estuvimos barajando.
Y ahora sí, ¡aquí va nuestro primer día de ruta! En esta ocasión mis acompañantes son tres de las personas más importantes de mi vida y mejores amigos y tengo que reconocer que nada hubiera sido igual sin alguno de ellos.
COMIENZA LA AVENTURA
Nuestro día comienza muy temprano; Joan, Sergi y yo salíamos desde Ibiza a las 8:30 de la mañana rumbo a Madrid, mientras que Nerea lo hacía en tren desde Málaga.
En torno a las 10:30 nos encontramos todos en la Terminal 1 del aeropuerto de Madrid, donde salía nuestro primer vuelo dirección Bucarest. Mientras que el primer vuelo que habíamos encontrado era directo a Tel Aviv, ahora teníamos escala a la ida y vuelta. Varios capítulos descargados de Netflix, música en el móvil, cartas, mucha ilusión y casi 5 horas después, llegamos a nuestro primer alto en el camino.
La compañía con la que viajamos hasta Rumanía es Tarom, los asientos no son lo más cómodo que existe, pero nos dieron de comer un bocadillo (bastante aceptable) y chocolatinas Milka. Una vez en el aeropuerto, y tras pasar un nuevo control de seguridad, esperamos un par de horas que aprovechamos para comer, jugar a las cartas y hacer alguna que otra foto.
Nuestro siguiente vuelo (de nuevo con Tarom) nos dejaría en Tel Aviv algo antes de las 12 de la noche.
Sobre volar Tel Aviv de noche es alucinante. Pasar de la oscuridad más absoluta a una cantidad incontable de luces y colores fue un momento mágico. Ya estábamos aquí, a punto de empezar nuestro viaje real. A punto de conocer un nuevo país y empaparnos de su cultura.
El control de seguridad para acceder a Israel es bastante sencillo; enseñar el pasaporte, un par de preguntas y ¡ya estás dentro!
Nosotros habíamos decidido movernos por el país con coche, ya que nos permitía más libertad de horarios y, entre cuatro personas, era bastante económico así que, tras una media hora de espera más en el aeropuerto para recoger nuestro coche, pusimos rumbo a Tel Aviv, donde se encontraba el hotel donde dormiríamos la primera noche.
Para viajes a países donde el Roaming no es algo con lo que poder contar, os recomiendo la aplicación Maps.me. Con descargar el país al que viajaréis tendréis un navegador que os indicará cómo moveros (tanto en coche, a pie o transporte público).
.
.
AEROPUERTO BEN GURION
- El Aeropuerto Internacional Ben Gurion consta de 4 terminales.
- El control para salir del aeropuerto suele ser rápido y sencillo.
- A la salida del aeropuerto podréis tomar un bus, tren o taxi para llegar tanto a Tel Aviv como a Jerusalén.
.
Nuestro hotel para esta noche es Liber Seashore Suites Hotel, un pequeño apartamento con cocina, baño una cama de matrimonio y sofá-cama, también para dos personas. Pinchando en el nombre del hotel os llevará a su web por si os sirve como ayuda a la hora de reservar. El apartamento no estaba nada mal, aunque es cierto que para cuatro personas quizás sea algo estrecho, pero estábamos tan agotados de todo el día viajando y al día siguiente la idea era madrugar, por lo que para nosotros fue justo lo que necesitábamos..
.
Mañana empezamos a recorrer el país realmente, conociendo Nazaret y nos espera mucho por delante. ¡Espero que nos acompañéis en esta nueva aventura!
¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!
.