Una ventana con vistas a paisajes espectaculares.
Una amiga junto a la que reírse a carcajadas. Un par de libros con muy buena pinta. Y un destino indómito a 8 horas de distancia esperando a que lo descubramos. ¿Se puede pedir más?
Aquellos que dicen que la felicidad está hecha de pequeñas cosas llevan razón. Y más cuando estás de viaje; cualquier acto que en nuestro día a día es de lo más cotidiano, aquí se vuelve en una experiencia totalmente diferente. Es lo que ocurrió con nuestro viaje en tren a Termez.
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Por eso, hoy os traigo una entrada más sencilla, pero muy especial al fin y al cabo: saca a al viajero que llevas dentro, elige acompañante y sal a conjugar el verbo ‘viajar’ conmigo, que nos vamos a Termez.
¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!
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RUTA POR UZBEKISTÁN: DÍA 6 – EL
¡Buenos días por última vez Samarcanda!
Nos has encantado y creemos que te hemos exprimido al máximo, pero es hora de ponernos en marcha hacia un nuevo destino, y ese no es otro que Termez.
Y, aunque habíamos leído que no merecía la pena y que la mayoría de viajeros suelen evitarlo, a nosotras nos parecía muy interesante. Así que ¿qué mejor que descubrirlo con nuestros propios ojos?
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El día amanece temprano, con el aire aún frío y nuestro hotel prácticamente vacío.
Nos levantamos con la calma de quienes se preparan para una larga travesía. Desayunamos y salimos a la calle con una misión muy clara: asegurarnos de llevar suficiente comida para el día de hoy. ¿El motivo? ¡Nos vamos en tren a Termez!.
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Caminamos hasta una pequeña tienda y compramos algo de pan, frutas, frutos secos y galletas (no hay mucho más donde elegir) para comer durante el trayecto.
Con las mochilas listas y las provisiones a mano (los dueños del hotel nos prepararon algunos huevos hervidos y un par de minibocadillos), pedimos un taxi que nos lleva a la estación por 16,000 UZS.
Un pequeño trayecto y nos encontramos en la entrada de la bulliciosa estación, donde el ajetreo de viajeros era palpable.
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Los horarios de tren entre Samarcanda y Termez pueden variar según la temporada y la demanda. Generalmente hay uno o dos trenes diarios que cubren esta ruta. La duración del viaje suele ser de aproximadamente 8 horas.
Para consultar los horarios actualizados y comprar los billetes, puedes utilizar la página Uzbekistan Railways.
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Como os comenté en mi anterior diario de viaje, ayer compramos los billetes para las dos asegurándonos nuestro vagón cama (el precio fueron 210.000 SUM).
Sabíamos que nos esperaba un largo viaje hasta Termez, así que preferíamos un vagón para nosotras y con cama por si las necesitábamos. Y aunque por delante nos esperan 8 horas, pero estamos ilusionadas por poder atravesar una parte tan remota de Uzbekistán en tren.
Después de una pequeña búsqueda en la estación, encontramos nuestro vagón. Modesto, pero acogedor. Sin embargo, aún no nos habíamos acomodado cuando varios hombres entran en nuestro compartimento, alegando que no nos correspondía.
Nosotras intentamos explicarles que todo estaba en orden y les mostramos nuestros billetes. Finalmente la insistencia se tornó en un pequeño chantaje y, para evitar problemas, accedemos a pagar 50,000 UZS para que nos dejen tranquilas.
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Apenas hemos asimilado el incidente del chantaje cuando más hombres intentan entrar en nuestro vagón de nuevo. Esta vez con la excusa de charlar con nosotras.
¡Se acabó! Sólo queríamos viajar tranquilas y solas. Hemos comprado unos billetes más caros, hemos tenido que pagar un chantaje..
Lo sentimos pero no. Aunque fuimos educadas, los echamos de nuestro vagón. No queremos un conflicto, pero tampoco queremos su compañía, jajaa. Además nuestra intuición nos dice que, si hubiéramos sido hombres, ni siquiera habrían intentado entrar en el vagón. Así que cerramos la puerta, decididas a disfrutar del resto del viaje (por fin) sin interrupciones.
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Las primeras imágenes que vemos desde la ventanilla son de Samarcanda alejándose aunque pronto, el paisaje cambia.
Llanuras semiáridas que se extienden hasta donde alcanza la vista. Montañas a lo lejos. Campos de algodón, alguna que otra aldea o poblado y las interminables extensiones de tierra seca.
El tren avanza con un ritmo constante, ideal para leer y descansar. Nos acomodamos en nuestras camas que, por cierto, vienen equipadas con sábanas limpias.
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Es todo un alivio poder tumbarnos, e incluso dormir a ratos y disfrutar del silencio roto únicamente por el ruido del tren sobre los raíles.
Aprovechamos el tiempo para leer, aunque a veces era difícil no levantar la vista para disfrutar de los paisajes que nos muestra nuestra ventana.
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Como sospechábamos, el tren no cuenta con un servicio de comida (o al menos nosotras no lo hemos encontrado), pero ya sabéis que venimos preparadas. La comida que compramos esta mañana nos salva el día.
Las ocho horas de viaje transcurren en una mezcla de lectura, charlas y momentos de contemplación, mientras el tren sigue su camino por las tierras uzbekas.
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Finalmente el tren a Termez hace su entrada en nuestra estación.
Cansadas tomamos un taxi por 8,000 SUM que nos lleva directamente a nuestro hotel, el Afsona en Qarshi. Damos un pequeño paseo antes de que termine de anochecer para cenar algo (misión imposible salvo dulces) y nos vamos a la habitación a preparar el día de mañana.
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Espero que nuestra experiencia de viajar en tren a Termez os ayude si estáis planificando vuestro viaje a Uzbekistán y os sirva.
Sé que no es la entrada más divertida del mundo, pero en los viajes hay días más tranquilos, y este ha sido uno de ellos.
Nos vemos en mi próximo diario de viaje por Uzbekistán.