Ya sabéis que el mundo de los viajes está en constante cambio y evolución.

Hay países que siempre están de moda. Otros que alcanzan fama en momentos puntuales; hay destinos que se repiten hasta la saciedad y otros que parecen relegados al olvido.

Pues bien, esta servidora y su amiga se fijaron en Uzbekistán mucho antes del boom que está teniendo en Instagram. El país llamo nuestra atención y queríamos descubrirlo antes de que se llenase de influencers haciéndose la típica foto con faldas infinitas delante de sus preciosos mosaicos.

Y podemos decir que lo conseguimos.

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Aunque es nuestro segundo día en el país, hoy es cuando sentimos que comienza nuestra personal «ruta de la seda».

Sabemos que el corazón de Asia es uno de las destinos menos turísticos del mundo; pero es justo eso lo que nos apetecía. Encontrar la autenticidad en el día a día: en sus mercados, en los paisajes salvajes..

Hoy tenemos claro el objetivo: visitar Shahrisabz. Así que si estáis listos, ¡vamos a por un nuevo día!

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RUTA POR UZBEKISTÁN: DÍA 2 – EL CAMINO A SAMARCANDA

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¡Buenos días desde Taskent!

O quizás aún buenas noches. Es demasiado temprano como para definir un saludo en este comienzo de entrada. Hemos descansado toda la noche como si llevásemos días sin dormir, pero ya es hora de ponernos en marcha. Este viaje es toda una experiencia que estamos deseosas por vivir y aquí comienza la aventura.

Nos despedimos de los chicos del hostal y cargamos nuestras mochilas. fuera nos espera el primero de los transportes en nuestra ruta por Uzbekistán.

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COMIENZA EL DÍA

La noche se escapa lentamente por la ventana de nuestro taxi. Apenas hay un parpadeo de luz en el horizonte de Taskent.
En breves saldrán los primeros rayos de sol; mientras el silencio de la madrugada se rompe con el motor de nuestro taxi. El aire es frío, y algunas gotas de lluvia anuncian el pronóstico climatológico del día.

En pocos minutos llegamos a la estación principal ferroviaria de Taskent, donde el tren nos llevará a Samarcanda, nuestra próxima parada.

El precio del trayecto fueron 6.000 SUM (que equivaldrían a unos 50 céntimos de euro).

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Y llegamos. La estación de trenes parece estar esperándonos.

Esta estación, conocida como Tashkent Central Railway Station o «Toshkent Vokzal», es una de las más importantes de Uzbekistán ya que une Taskent con otras ciudades históricas como Samarcanda, Bujará y Khiva.

El contraste es abismal. Mientras las calles están en completo silencio, la estación es un constante bullicio de viajeros que se mezclan con el anuncio de las salidas.

Un último vistazo y de nuevo comprobar que es el tren correcto y no vamos en otra dirección y subimos al tren.

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EL TREN A SAMARCANDA

¡Pasajeros al tren!

El famoso Afrosiyob deja atrás los andenes y los barrios de la capital uzbeca. El tren se desliza con suavidad, pero confirmado. A través de las ventanas el paisaje uzbeko se muestra ante nosotras: los fértiles valles del río Syr Darya; aldeas de casas de barro y adobe, con tejados de paja y patios llenos de flores y algún que otro rebaño de ovejas.

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Nosotras compramos los billetes el día anterior en la propia estación por 220.000 SUM en total (casi 16€) pero también podéis comprarlos en su web oficial, clicando aquí.

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Nuestro vagón va casi vacío.

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El completo silencio junto al traqueteo de las ruedas sobre los rieles invitan a dar alguna que otra cabezada, pero al mismo tiempo no queremos perdernos ni un instante de las extensiones de estepa.

Llegado el momento el tren reduce su velocidad. Hemos llegado a Samarcanda. El «Afrosiyob» entra en la estación.

Samarcanda, ¡por fín estamos aquí!

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LLEGADA A SAMARCANDA

Al llegar a Samarcanda, regateamos un poquito con los taxistas que encontramos en la estación.

Después de un pequeño debate, acordamos un precio de 20.000 SUM (algo menos de 1,50€). El taxista nos conduce hasta el que será nuestro hotel para estos días: Hotel Shahram Plus Sh.

Ya desde la ventana del coche vemos las primeras cúpulas de azulejos brillando como lo hacían en el pasado. Estamos impacientes, aunque aún tendremos que esperar un día más para descubrir la Plaza del Registán.

Realizamos el check in y dejamos las maletas. «Hablamos» (aquí el inglés es algo precario) con el chico de la recepción para contratar a un conductor que nos lleve a Shahrisabz; la visita que tenemos planeada para hoy.

Preparamos las tres cositas que podamos necesitar para el día de hoy y nos ponemos en marcha.

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CÓMO IR DE SAMARCANDA A SHAHRISABZ

Aunque os voy a dejar mi experiencia por aquí, también quiero que tengáis en cuenta todas las opciones para poder desplazaros desde Samarcanda a Shahrisabz. Así que, ¡aquí las tenéis!

  • Coche o taxi privado. Es la opción que elegimos nosotras. Es una de las opciones más cómodas y rápidas. Los conductores locales están familiarizados con la ruta, que a veces puede ser algo sinuosa en las zonas montañosas. Nosotras pagamos 250.000 SUM + 10.000 de propina (unos 20€ por ambas).
  • En coche compartido (taxis colectivos). Es otra opción bastante económica. Estos taxis se pueden encontrar en estaciones de taxis o mercados principales de Samarcanda. Los coches salen cuando están llenos, por lo que a veces es necesario esperar a otros pasajeros.
  • En autobús o minibús. Aunque es la opción más económica, el trayecto puede ser más largo debido a paradas frecuentes.
  • Tour privado. Podéis contratar una excursión organizada con un guía que os explique todo en español y donde no tendréis que preocuparos por nada más. Es la opción menos económica, pero también la más cómoda. Os dejo este tour de civitatis que está genial por si os lo planteáis.

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EL CAMINO A SHAHRISABZ

El trayecto en coche entre Samarcanda y Shahrisabz es un viaje de 90 kilómetros por el corazón de Asia Central; una travesía que une montañas, valles, ríos y siglos de historia.

Como os decía, atrás se quedan los mosaicos azules y verdes de los minaretes y madrasas. Mañana nos conoceremos de cerca.

El coche se dirige hacia el sur, por una carretera que atraviesa campos de algodón.  Conforme avanza, el terreno cambia. Esas suaves colinas que nos acompañaban al principio se transforman en montañas escarpadas.

Nos adentramos en el paso de Takhtakaracha, una garganta estrecha de roca. El aire se vuelve más frío; podemos sentir el olor de la tierra húmeda por la llovizna y, aunque el clima no es el que esperábamos para nuestro viaje, el paisaje sigue siendo precioso.

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Nuestro conductor (siento no recordar el nombre), hace varias paradas para que podamos disfrutar el paisaje.

Montañas cubiertas de niebla, llanuras que se extienden más allá de donde llega la vista..
A lo lejos algunas cumbres ya están salpicadas de nieve. Es una gozada parar y sentir el aire frío en la cara, o conocer a algunos locales que viven en esta zona.

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Llegamos finalmente a nuestro destino para visitar Shahrisabz, conocida como la «Ciudad Verde».

Al acercarnos, se divisan las ruinas majestuosas del Ak-Saray, el palacio del gran Tamerlán.

Aún no hemos visto nada, pero nosotras ya nos imaginamos las caravanas de la ruta de la seda que hace años recorrieron este mismo caminos.

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LA VISITA A SHAHRISABZ

Comenzamos nuestra visita al complejo cruzando las puertas de acceso y ya nos sentimos como en un cuento.

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ENTRADAS Y HORARIOS PARA VISITAR SHAHRISABZ

✻ Horario de acceso al Palacio Ak-Saray: Abierto 24 horas, todos los días.
❊ Precio entrada del Palacio Ak-Saray: Adultos: 7.000 SUM (Esta entrada permite el acceso a las ruinas.)

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Comenzamos a visitar Shahrisabz y el primer edificio es Ak-Saray, el palacio blanco del Tamerlán.
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Realmente queda poco de él.

Fue construido a finales del siglo XIV, y fue pensado como la mayor obra del imperio timúrida.

Actualmente solo quedan dos inmensas torres de más de 30 metros de altura, separadas por un arco monumental.

Las paredes están decoradas con mosaicos de azulejos que dibujan patrones geométricos y versos de poesía en persa, aún resplandecientes en azul, blanco y dorado, resistiendo el paso del tiempo.

En la entrada principal hay una inscripción que decía: “Si dudas de nuestro poder, mira nuestros edificios”.

Toda una declaración de intenciones, ¿verdad?

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Realmente fue así, este edificio fue el proyecto más ambicioso de Tamerlán.

Su construcción se extendió durante 24 años; de hecho, se terminó un año antes de su muerte. Para aquellos que os preguntéis el por qué de su estado de conservación, se debe a que en el siglo XVI, Shahrisabz fue arrasada por las fuerzas de Abdullah Khan II, el Khan de Bukhara.

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Tras el  gran palacio de Ak-Saray se encuentra la estatua de Tamerlán.

Está ubicada en lo que en su origen era la parte central del palacio,lo que nos da una idea de la magnitud de este.

 

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Avanzamos por la ciudad, el día no es el más soleado pero la lluvia nos está dando una pequeña tregua.

En nuetro camino nos topamos con el siguiente edificio: la Madrasa Chubin.

Fue construida en el siglo XVI y, aunque es un espacio modesto en comparación con las grandes estructuras del complejo, no por ello es menos importante.
Está construida con paredes de ladrillo sencillo que esconden un patio interior, donde los jóvenes estudiantes debatían sobre teología, filosofía y poesía.

Actualmente alberga el Museo Amir Timur o Museo de Tamerlán.

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En dirección contraria se encuentra la mezquita Mulk Ashtor y algo más abajo la mezquita y madraza Abdushukur Agalik, construida en el siglo XVII de manera sencilla con ladrillo cocido y un pórtico decorado con mosaicos de colores ya desgastados por el tiempo, que representan patrones geométricos y florales.

Actualmente esta madraza está cerrada al público.

Justo frente a ésta, encontraremos el Caravasar Kuba, un edificio del siglo XVI que actualmente se utiliza como restaurante.

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Nuestra escapada para visitar Shahrisabz está llegando a su fin, pero aún nos quedan dos paradas.

La Mezquita Kok Gumbaz es una de ellas. Este majestuoso edificio fue construido por Ulugh Beg, el nieto del Tamerlán, en 1437.

Es un edificio precioso, con una gran cúpula de azulejos azules.

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El interior está lleno de grabados florales y caligrafías.

La mezquita está en silencio total, y es inevitable imaginar el murmullo de las oraciones que alguna vez llenaron este espacio sagrado.

Por último nos acercamos al Complejo Dorus Siyadat, también conocido como el «Lugar del Poder y la Fortaleza».

Fue construido en el siglo XIV por Tamerlán en honor a su hijo mayor, Jahangir, quien murió trágicamente siendo muy joven. Este mausoleo es un testamento de la profunda tristeza que sinbtió el Tamerlán ante la pérdida de su primogénito, a quien consideraba su sucesor.

Se dice que Tamerlán jamás pudo superar este dolor, y el Dorus Siyadat es el monumento donde esta tragedia familiar quedó eternizada.

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El mausoleo es un edificio elegante y muy sobrio.

Lo que más destaca es su cúpula verde esmeralda. La fachada de ladrillo está adornada con inscripciones en persa y arabesco.
Bajo la cúpula, descansa el sarcófago de Jahangir, tallado en piedra con una simplicidad que contrasta con la importancia de la figura de su padre, quizás para demostrar que a pesar de su inmenso poder, no pudo evitar la fatalidad.

En este edificio puede sentirse el peso de la tristeza. Este mausoleo no es solo un lugar de descanso, sino un símbolo de la vulnerabilidad de la vida humana.

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ALGUNAS DUDAS QUE PUEDEN SURGIR ANTES DE VISITAR SHAHRISABZ
  • ¿Merece la pena la excursión? 
    Obviamente esta parte es la más subjetiva, ya que dependerá de la persona. A nosotras nos encantó; no sólo la ciudad, también la ruta hasta ella.
    Personalmente diría que sí, que merece mucho la pena.
  • ¿Cuánto tiempo necesito para ver la ciudad?
    Aunque para ver la ciudad necesitaréis unas 3 – 4 horas, visitar Shahrisabz es una excursión de un día completo.
  • ¿Merece la pena dormir en Shahrisabz?
    No. Shahrisabz está muy cerca de Samarcanda y los hoteles son mejores allí.
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Nos marchamos después de visitar Shahrisabz, pero el día aún nos tiene reservada una deliciosa sorpresa.

De regreso a Samarkanda, nos detenemos en un pequeño restaurante al borde del camino. El nombre del restaurante es Qaynar Ostonasi Shodiyor Aka.
El lugar está lleno de locales que conversan en voz baja, mientras nos miran extrañados. Somos las únicas turistas del lugar.

El aroma a cordero asado inunda el aire e inevitablemente nos abre el apetito de inmediato. Nuestro conductor es quien se encarga de pedir (y nosotras confiamos a ciegas).

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Nos sirven carne de cordero tierna y jugosa, cocinada con paciencia. Por supuesto compañada del típico pan uzbeko, recién salido del horno de barro; con la corteza dorada crujiente que contrasta con el calor suave de su interior.

Comemos con las manos, siguiendo la tradición local.

Cada bocado es una mezcla perfecta de sabores intensos. Aunque reconozco que mi plato favorito fue la salsa de yogur, fresca y especiada con hierbas de la región, con el pan uzbeco.

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VUELTA A SAMARCANDA

Volvemos de nuevo al coche, para hacer el camino hacia Samarcanda.

Esta vez el viaje se hace más introspectivo. El paisaje está mucho más nublado que durante la mañana y las montañas que antes dominaban el horizonte ahora se pierden entre las nubes.

Casi dos horas después vemos las primeras luces que anuncian nuestra llegada a Samarcanda. Las cúpulas de azulejos azules aún nos esperan, aunque ahora están  cubiertas por una cortina de agua y niebla.

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Llegamos exhaustas al hotel.

Visitar Shahrisabz ha sido toda una experiencia, pero ahora toca descansar. Una ducha calentita, una cena en el hotel y a dormir para recuperar fuerzas para mañana.

Sí, mañana es uno de los grandes días. La gran Samarcanda nos llama a gritos y estamos deseosas de conocerla.

Espero que nos acompañéis también en esa aventura.

 

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEERME!
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